martes

Querer queriendo

Tengo tantas maneras de decirte que te quiero, que no quiero que sepas en realidad cuánto te quiero, porque no quiero que quieras que te deje de querer por saturarte de tantos te quiero que quiero que quieras como quiero egoístamente que me quieras y si tan sólo tú quieres quererme, quiero que me quieras como quieras tú quererme o quiero que me quieras como tú dices quererme que no es lo mismo decir que querer… querer que lo quieran a uno es quererse a sí mismo con un querer que no quieres que te quieran… todo ésto lo digo: sin querer, pero queriendo muuuucho...


Fácil, ¿no?

A la orilla de mi cama...

Y, sentada en la orilla de mi cama
de espaldas a la ventana que da a la nada
un vecino asomará la vista
y la mía al Universo
al Universo de tus ojos,
al uni-verso (así es mejor)
de tu piel
y de tus pasos.
Hoy mi ambiente es una playa en invierno
un chocolate “inencontrable” en la despensa,
a la orilla de mi cama,
en mi playa en invierno
con un día por comenzar y una noche por soñar
una carta por escribir
un poema sin firmar
el chocolate por morder
y dos te quiero frente a mi taza de café
y tres, y cuatro.
Sin azúcar es mejor…
Y, de vuelta son las seis
solitaria
con un amor aislado de papel
un uni-verso en tinta azul
una playa en invierno.

Y te amo,
sentada a la orilla de mi cama
se me hace tarde
que ya son las seis con dos…

y ya es la hora del café.