sábado

Preparando el recuento...

2008 ha sido un pasillo largo, largo, por el que vagaban miradas perdidas, más allá de la puerta con contraseñas ocupadas. Ha sido acostumbrarse a vivir sobre una de las tres patas, -perdidas las otras dos-, una, allá en conflicto adolescente y otra, tras las reglas que otros decidieron establecer. Ha sido subir de peso y volverse blanca como el papel tras el susto de la aparición de esa bolita íntima. Ha sido cabeza desatada y voces que se suponían dueñas de la que escribe y la acorralaban en algún rincón, sometida, vencida, cual muñeca rota. Ha sido espacios perdidos, primero uno, luego otro y después otro más.

Ha sido encontrar una voz (que se parece a la tuya), que me dice que hay más cosas, incluso en este año para el recuerdo. Una voz (como la tuya) que, con hilos invisibles me jala hacia el momento de contento y me dibuja miles de sonrisas a la vez.

En este año, ha habido una casa en el sur que me abraza hasta cuando yo no me dejaba abrazar. Ha habido otro techo en el Río Nazas, que siempre ha sido refugio cálido (hasta cuando María está perdida en su mundo y no contesta). Ha habido un refrigerador que nunca sintió hambre ni vacío. Ha habido un trabajo que me apasiona y que me da alas y sonrisas, que mantiene la mente despierta; un trabajo que parece dar sentido a todo lo demás. Ha habido ojos que bailan al compás de las letras de esta intentona de bitácora y comentarios que le dan forma y razón a mi cuadernillo en línea. (GRACIAS)

En fin, como no sé sintetizar, no sé en qué queda el balance. Lo que sí puedo asegurar es que en este preciso momento que mis dedos están sobre el teclado, ha habido más sonrisas y menos sangre, más ternura y menos gritos. Este año decidí cerrar los ojos, abrir las alas y lanzarme al vacío…, hasta ahora, he descubierto nuevos pedacitos de cielo, y realmente me alegro por ello. (Sí que me alegro...)


Y bueno, esto todavía no termina, hasta que se termina...