domingo

“La vida es temporal, el estudio es para siempre.

Gracias Señor, por el estudio…”


(Maricarmen González 1953-2009)

Mi McBlog

Y para "celebrar" mi post número 200 va una reflexión Mariamarguetas:

Yo soy María y tengo un McBlog...

Verán porqué:

Cito ahora a Donald Hall, poeta inventor del término McPoema a mediados de los años ochenta: 

[las características de los McPoemas son] ...ser frecuentemente legibles, encantadores, graciosos, conmovedores, algunas veces incluso inteligentes. Usualmente son breves, se parecen unos a otros, y no hacen grandes afirmaciones sino que conectan unas pequeñas cosas con otras pequeñas cosas” (citado en Opposing Poetries, de Hank Lazer, Northwestern University Press, Illinois, 1996, p. 21.)

Por-lo-tanto, según lo afirmado por Donald Hall, no me queda más que concluir: 
 
Mi McBlog, está repleto de McPoemas: McBreves, McLegibles, McEncantadores, McConmovedores, y a veces pueden ser hasta McInteligentes. McGraciosos no, porque mi sentido del humor es muy bobo. Otras, querido lector, con lágrimas en los ojos lo único que le puedo ofrecer es una triste y pobre McCajita Feliz (con todo y su McObsequio dentro).

...Y yo que tanto detesto las McHamburguesas. 

Demonios. Ya me deprimí.


jueves

El hombre que robaba sombras

Ella creció entre sueños e historias fantásticas. Vivía bajo el escudo de las sombras, su dios era el Sol y el viento, su confidente.

Su sombra la protegía cuando el Sol enfurecía y, si la lluvia nacía dentro de sus ojos, el cielo, -su aliado-, hacía inundar el llano que en su corazón despertaba… si ella gritaba, el viento recogía su ira y se la llevaba quien sabe a donde.

El tiempo pasó, y aquella niña se volvió mujer. Miles de historias habitaban en su cabeza, pero eran sólo de ella. No sabía compartirlas. Aparecían de noche, como los objetos que toman vida cuando nadie está despierto.

Una noche, conoció a un hombre fantástico que vendía sueños. Era perfecto, a la medida, la pieza que le faltaba. Al hombre aquel, lo plantaba, lo cuidaba, y de él salían caramelos de colores. Un día, le regaló uno y lo guardó celosamente bajo su mirada. Ella, cada que cerraba los ojos, la dulzura impregnaba su boca y la sonrisa se hacía presente.

Muchos momentos como éste los rodearon; ella perdió la cuenta, él quizá el asombro. Todo cambió y los sueños fueron sustituidos por sentimientos. Toda clase de sentimientos, toda clase de emociones. Justamente, en alguno de esos días, llovía incesantemente, el cielo se estremecía y golpeaba con sus gotas la ciudad. Ella estaba empapada, y él también. Llovía por todos lados; en la tierra que pisaban, en sus cuerpos, había gotas dentro de su alma. Un relámpago cayó muy cerquita, e iluminó todo y él pudo ver a la sombra que la acompañaba. Por no decir a la sombra que a ella protegía.

Desde aquel día, cada caricia, cada palabra, cada mirada, cada beso, cada detalle, cada acto, eran un guiño a los sueños y a los sentimientos escondidos de la mujer. Poco a poco fueron caminando juntos, sorteando toda clase de emociones, cuando, una noche cualquiera, perdidos entre la gente, él le dijo: Robaré tus sombras…
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Ella, sonrió…

lunes

Parece, pero no es queja

A veces, odio la realidad…, quisiera que no fuera así. Las personas no van por la vida expresándose abiertamente. Para empezar, necesitamos cubrirnos con harapos; trozos de tela mal cortados que "tapen" nuestras partes nobles para poder presentarnos en público.

El que me diga que va de sincero por ahí, que mejor se guarde tanta palabrería, pues no le creo naditaa.

Hay que lavarse la carita, el diente, (como Pinpón), desenredarse el pelo y, si nos dan tirones, no llorar, o no sé qué… Usar ropa que te cubra, poner buena cara, no decir malas palabras, mentir, cooperar en planes generales, pagar tus deudas: la renta, el teléfono y la luz…, saludar al vecino, mantener un blog. Si eres hombre, te rasuras; si eres mujer (a veces), hasta te maquillas; usas desodorante y de vez en vez mojas tu cuerpo con jabón (otra vez Pinpón)…

No es posible ir por la vida oliendo como te da la gana, o con ropa sucia, o sin ella; no podemos andar diciendo realmente TODO lo que pensamos y sentimos; si lo haces, eres un antisocial, un loco, un inconforme, tienes problemas… tampoco podemos hacernos pato con la renta, el gas, el teléfono, el servicio de Internet. Prohibido estacionarte en las esquinas y ni se te ocurra llegar tarde al trabajo…

En una de esas, si nos descuidamos lo suficiente, muy pronto tendremos un chip abajo del pellejo que controlará nuestras vidas…

¿Juegas el juego de "La realidad"?

jueves

(parentesis) sin acento

Ay, ay, ayyyy... me duele la cabeza.

La culpa de todo la tiene mi jefe neurótico que hoy está en contra mía… y la economía mundial que no mejora. Si tan sólo fuera menos gorda, todo sería distinto. Claro, lo que sucede es que no tengo una bicicleta. ¿O, será que fui maltratada de niña y no lo recuerdo? Quizá sea porque el mes de octubre es hermoso y estamos en febrero. Creo que me levanté demasiado rápido de mi cama.

Fueron otra vez los vecinos que no me dejaron dormir y por eso me siento tan casada.


¿Tendrá algo que ver el tequila que me tomé anoche? Ayyyyy

lunes

Diana, la cazadora


Era tarde ya, tuve que apretar el paso para llegar, pues la función empezaba a las nueve en punto. Un pequeño parque, tres bancos, establecimientos que abren las 24 horas, una pareja de hombres tomados de la mano, oficiales de la embajada gringa que no descansan nunca, hoteles, el Ángel de la Independencia, dos chicas; una de dientes torcidos y cejas que le sobresalían como un bosque diminuto; la otra, era la mujer más delgada que había visto en mi vida. Ambas me miraron como si hubiera llegado yo a estropearles la fiesta, así que, me hice mensa fingiendo interés en la preparación de la comida japonesa del restorán que estaba a mi derecha. Un enorme ventanal reflejaba mi silueta y aproveché para revisar que las ondas de mi cabello siguieran desaliñadas.

Estaba a punto de llegar. La noche era especialmente hermoooosa, la temperatura agradable, había estrellas en el cielo de mi contaminada ciudad y la iluminación sobre el Paseo de la Reforma era perfecta. Antes de llegar a la esquina, hice dos pausas, cada una acompañada de un suspiro al tiempo que, en mi boca, se dibujaba una sonrisa con una suave ironía. Todo lo demás desapareció. Retrocedí a otra época, volví al lugar del beso, un beso que nació tiempo atrás y sigo interpretando su significación, sigo sintiendo su humedad, su olor, su sabor, incluso la presión de sus labios. Comprendí que la ironía de mi sonrisa fue porque fui culpable e inocente a la vez. Me gusta(ba) el receptor de ese beso, no porque fuera guapo en el sentido clásico del término, sino irresistible, ese tipo de cara que resulta casi imposible dejar de mirar. Tenía la nariz de tamaño regular, ojos redondos y pequeños y labios muy delgados. Pero en cierto modo todo se conjuntaba y cuando no miraba sus ojos castaños, me sorprendía su inteligencia y su gran sentido del humor. Parecía ser de esos raros hombres que encajan cómodamente con ellos mismos y con el mundo. Bien podía acompañarme en mis largas caminatas sin chistar, ir a tomar una copa y hablar de libros o simplemente charlar durante horas y todo era singularmente placentero.

Otro suspiro le regalé a la fuente.

De la calle venía el rumor del tráfico, el barullo de la gente y todos los pequeños ruidos que viven en los silencios de la ciudad. Parece que estuve una eternidad, ahí, parada en medio de Reforma, con los ojos abiertos pero mirando hacia adentro, absorta de pensamientos. Finalmente mi sonrisa se hizo divertida pues, eran ya diez para las nueve y la función estaba a punto de comenzar….