miércoles

Esto de ser o no ser...

Ando en estado "roboto", le llamo. Con la sensación de estar rodeada de sonidos sin forma, reflejos celestes. Caras nuevas. Soy pésima para las caras nuevas; me cuesta trabajo relacionar el nombre con la cara. A la de a lado le digo bruja, a la de la limpieza le digo Mari y a la de recepción, guapa. Y sí, es guapita, y no, no recuerdo su nombre.

Decía que me siento como si los días de estas últimas dos semanas, fueran los primeros lunes de año nuevo: "Lunes de sin certezas", les llamaría yo. (Ya sé que no sé lo que todos saben hacer.) Me hago bolas, dudo, pregunto, ¡cómo quisiera encontrar el punto de apoyo entre duda y duda!

Mi entusiasmo anda en un tren subterráneo atemporal. Yo sólo espero que el golpe de viento me lo traiga de vuelta un martes...

Me he dejado de teñir el cabello y lo natural me ha traído suerte. Y aunque quedan restos del rubio-dorado-cenizo-poroso (esto último no lo decía la cajita), el efecto que provoca es como de atardecer soleado. Bastante bonito, en realidad.

El asunto es que, quiero sonar convincente de que el cambio ha sido para bien, que el presente nos regala infinitas posibilidades, mañanas de otoño veraniegas, café y galletas, y una buena dosis de ingenio inventivo para enfrentar la transformación ... sin culpas.

Hasta la próxima, robotos.