lunes

De malas

Hoy visité al gastro.
Sí, a ese especialista en desórdenes digestivos. ¿Mi malestar? Náusea y mala digestión. Hoy, estuve de malas todo el día. Estoy de malas. Me doy cuenta que las náuseas son como todo eso que quiero decir y no sé cómo hacerlo. A veces respiramos tanta muerte entre tanta vida que nos sentimos intoxicados y, apenas dejo salir un debilitado y absurdo suspiro. La náusea, cuando no desemboca en vómito, se queda en eso, en náusea…, y luego se pasa. Quisiera gritar muy fuerte mis malestares, ser de esas personas que saben expresar bien sus rencores, sus corajes, sus molestias, sus mariposas muertas. Vomitar. Me duele el vientre de tener toda esa indigesta mezcla. Algún día me armaré de valor e inundaré al mundo de pelos y rabias…

(mientras, mi monita bailarina, se burla meneando la cabeza de lado a lado. Sonriente)

Grrrrr...

Mi primera taza

Es con los primeros sorbos de café que la cordura y la realidad se manifiestan; me emociona que se puedan presentar (no siempre a tiempo, son las 7:20). Esta bebida caliente nos recuerda al cuerpo y las decisiones que es tan preciso apresar; los pies se echan por fin a andar y, con la máquina ya encendida, los neurotrasmisores se ponen a trabajar. El sueño ya terminó y los cuentos ceden ante la realidad. Los ojos que miraban hacia dentro, se voltean y miran alrededor. Su efecto dura lo suficiente, para decirnos con qué pie vamos a iniciar el día…


¿un cafecito?