domingo

Volviendo a la realidad

La verdad y nada más que la verdad, es que me resistía a subir alguna otra entrada.

Quería disfrutar más del momento.

¡¡¡18 comentarios!!! Ello sí que es un gran logro…

Me sentí como Plaqueta, o como Hernández, o como el blog de Orsai (que todo el mundo lee).

Es tiempo de volver a la realidad, reconozco que ahora es como si me levantara de la mesa después de haber comido y bebido ansiando más, callando temporalmente el sonoro rugir de mis tripas. Podría pensarse que todos los cambios de situación llenan nuestra imperecedera gratitud, y la realidad es que nos acostumbramos rápidamente a darlo por sentado. Eso ocurre con toda clase de necesidades; mientras más te falta algo, lo ansías sin cesar. –Si tan sólo pudiera tener esto, todos mis problemas se resolverían-. Así te dices a ti mismo, una vez que tienes en tus manos el objeto del deseo, otras necesidades se afirman y vuelves al punto de partida. Una crónica insatisfacción. Así me pasó con mi compu, (quería una mejor), así pasó con mi coche (ni siquiera estaba segura de que realmente lo necesitaba), así pasó con mi antojo de comer el pastel de todos los chocolates juntos; satisfice mis “necesidades” y al final me di cuenta que son sombras, anhelos sustitutorios de lo que realmente quiero: afecto. La comunicación ideal con mis hijas, el amor de mi pareja, de mi familia, de mis amigos.

Y creo que a eso se reduce también la historia en esto de los “blogs”; tienes un comentario, y quieres dos, tienes diez, y podrías tener veinte, y caes en la cuenta de que si tienes cien, desearías tener los diez del principio…, la cantidad va a satisfacerte nunca (porque es algo que no tienes).

Así que, ya me hice bolas con todo lo que dije, con lo que tengo y con lo que no, pero lo que sí es cierto es que a lo que tengo nunca le daré el significado como lo que no tengo... precisamente por eso: porque no lo tengo.