martes

Seco












Poquito a muchito o muchito a poquito nos fuimos engarzando; nos metimos en los resquicios del otro. Con la yema de los dedos tocamos nuestros rincones y lo acaparamos todo. Fue tanta nuestra voracidad y tal nuestro ahinco en tan poco tiempo que, a final de cuentas, el denso enramado se fue deshidratando... Quisiera saber qué siente el roble ante estas circunstancias.




Imagen: "Life´s like a tree"