miércoles

y mañana

Quizá, mañana ya no recordaré tus ojos, ni el movimiento de tus manos al hablar, ni tu cara cuando piensas en silencio...

Quizá, mañana dejaré de abrazarte mientras duermo, no te escucharé y borraré tus ojos de mi mente, el olor de tu aliento, de ti en mi ropa, en mi pelo, en mi piel...

Mañana, no habrá plática ni pastel, no seré, no serás, ni seremos. Mañana tendrás tu llave, tu caja y un destino, quizá.

Yo tendré otros zapatos quizá, otra cara, otro perfil, otra dirección, las mismas manías, una bitácora nueva, tendré kilos de más y neuronas de menos...

Quizá, quizás te olvide..., pero ello lo pospongo hasta el día de mañana porque hoy soy feliz.

Quizá, quizá, quizá..., quizá nunca se me olvide el perfume entre las sábanas y los deseos que hoy siento de volverte a ver...

Fue ayer...

Fue apenas ayer que entraste al laberinto de mi vida y, entre mis calles, encontraste los golpes de mis pasos, marcas, pedazos de infancia, miedos, traumas… (muchos traumas)

Apenas ayer, vi un papel y en una esquina me senté a leer. Decía que me querías y me emocioné. Traté de salir. Corrí, corrí a velocidad hasta que choqué con una pared, di la vuelta, me encontré con tus ojos, vi tus manos y lloré… como lo hacen los que aman. Grité hasta que caí. Quédate con un te quiero, ¿quieres?... a veces creo que lo mejor es pretender no sentir, porque es más fuerte y sólido amar débilmente -de a poco-, que sentirse débil amando demasiado.

Ayer, te confundí, te transmití mis debilidades; te escondiste, te busqué, te encontré, me escuchaste, hablaste y te quedaste. Gracias por eso.

..Hoy, vuelven las ganas de estar, de ser, de tener (te), como lo más perfecto que en algún momento, delirando, creé.

(Fue ayer cuando me caí, y hasta hoy duele el golpe...)