viernes

Soy toda una experta...



Después de mucho indagar y pensar, casi desolada y defraudada conmigo misma, llego a la conclusión de que sí soy buena para algo…, vaya… al fin… realmente pensé que jamás lograría discernir eficazmente mis escasas capacidades.

Pues bien, como primicia, como informe inédito y sólo para los cuatro lectores de este blog, les diré con entusiasmo lo que María sabe hacer perfectamente y con suma fluidez: ME DECLARO EXPERTA EN PERDER EL TIEMPO

Síiii, pierdo el tiempo con gallardía, con elegancia, con buen gusto y mesura; soy la única persona en este mundo que se arregla con sus mejores galas para PERDER EL TIEMPO. Me visto de joyas y pinto mi cara, arreglo mis uñas y acomodo mi cabello para : PERDER EL TIEMPO.

Me puedo pasar horas mirando la cuarteadura del techo, imaginando, el momento en el que llegó hasta ahí. Imaginando, la vibración necesaria para resquebrajarse a manera de cicatriz. En mi fantasía aparecen hasta los sonidos, pienso en el dolor padecido; la herida quedará abierta hasta que con el tiempo sea debidamente reparada. Imagino el cómo. La acción llega a mi cabeza cuadro por cuadro, milímetro a milímetro, hasta que me sorprendo y reacciono. Pero desgraciadamente para ése entonces ya pasaron varios minutos, horas, incluso.

Lo mismo me sucede con el vuelo del mosquito, que ahora gira en círculos junto a mi oreja, con el afán de desquiciarme, de llevarme hasta la locura, sin saber siquiera, que la locura llegó antes que él, justo en un vuelo similar y disfrazada de mosquito. Me picó ya anteriormente y me contagió sin remedio o cura.

Volvamos al vuelo del mosquito, y a mi eficiente manera de PERDER EL TIEMPO imagino, el momento de la succión, de la alimentación… le imagino posado sobre mi pierna derecha inerte debido al sueño profundo del que ahora soy sujeta. Imagino, el momento en que se aprovecha de mi estado para abusar, para succionar de mí la salvia que para él es vida. Soñando despierta, le miro, le analizo, le observo atenta… Imagino que él voltea hacia mí, con el afán de encontrar mi cara para cruzar frecuencias, inclina su cabeza a manera de agradecimiento y emprende el vuelo y me regala una despedida.

Segura de que satisfizo una necesidad y que yo fui su nodriza, reacciono de nuevo para repetirme una vez más que PIERDO EL TIEMPO de manera alucinante, desesperante… o ¿no?

Me declaro sumamente competente, una experta, una maestra, avezada en el arte de… PERDER EL TIEMPO

...o ¿No?