martes

Semana de redención

Uno de los mayores peligros de la Semana Santa, es que son santos en verdad.
Para mí todo en esos días es sueño, vacación y ficción. Me entretiene (y no lo digo con desdén), ver a los feligreses soñando con su redención. Los jefes de Estado, se limpian con agua bendita las costras de sangre adheridas en el alma, los fantasmas son atractivo turístico, y los más jodidos parte del mobiliario. En Semana Santa, no se bebe (o se bebe vino y los bailes son a manera de ritual); en Semana Santa no se come carne, sólo se extermina. Luego de Semana Santa, –si la fe lo permite– el poderoso obtendrá boletos para alguna beatificación, esperando quizás, poder tener un pedacito de cielo antes de que las treintaypicomilalmas no le dejen lugar en el próximo ADO rumbo al descanso eterno y en paz.