lunes

Tú..., de nuevo


Otra vez soñé con tu cuerpo, con tus manos suaves y dedos espigados dignos del artista recorriendo lenta y amorosamente el mío. Otra vez sentí el calor de tu aliento y de tu respiración, que poco a poco y con el fuego de los besos se va activando, acelerando…, avivando. Otra vez imaginé tu boca susurrando al oído palabras dulces, y el simple contacto de tu soplo hace mágicamente que mis sentidos reaccionen y cada centímetro de mi piel se erice ante el excitante arrullo de tu voz. Una vez más pensé en el beso encontrado en mi cuello; ese beso que se va alargando y engañosamente se junta no sé cómo ni cuándo justo en el centro de mi seno izquierdo. Otra vez anhelé a la par de tus besos húmedos y asfixiantes, a mi cuerpo que, sin querer, se preparaba para ti. Otra vez fantaseé con la oscilación de tus caderas al compás de las mías, siguiendo el paso de las melodías con arreglos inéditos y escuchadas sólo por nosotros, formando parte y siendo cómplices de nuestras fantasías. Otra vez soñé con la maravilla de ser uno solo, de apagar nuestra sed, de saciar nuestra hambre, de controlar el frío y convertirlo en calor, de descubrir miradas escudriñadoras, indagantes ante la profundidad de mi letargo. De ofrendar el corazón, de comer y beber de ti, y entregar mi cuerpo en el ritual…, para depositar los poderes que alumbrarán la penumbra: que sólo una vela y una lámpara son testigos de la maravilla que es amanecer a tu lado.

Otra vez tú y siempre tú…

Siempre tú y otra vez tú, no más un sueño… La más hermosa realidad