lunes

Y aun así

..., y aun así me elegiste a mí.

Me elegiste de entre un millón,
algo de mi ser llamó tu atención...,
quizá mis rizos desaliñados,
quizá mis uñas cortas y mordidas...
quizá mi mirada profunda
pero limpia y transparente.

Tal vez mi charla desperdigada
o mi infinita inocencia,
casi virginal.

Las ojeras de desvelo que rodean mis ojos,
o mi nariz redonda, de buen tamaño, apenas respingona,
pero receptiva a tus besos cariñosos.

¿Acaso fueron las sonrisas francas que lanzo
sin ton ni son, como regalo...?

A lo mejor mis hombros salpicados de pecas,
al azar dibujadas con tonos marrones;
que esperan ese gesto
celosamente prometido...

Quizá mis piernas fuertes y torneadas,
que abrazan las tuyas,
apretando, cediendo
con la suavidad y firmeza de una enredadera...

Pero, ¡no hablo francés, ni alemán!
¡no gozo de poderes especiales!
¡ni de dones singulares!
son mis emociones las que guían mi camino
para la desgracia de mis razones.

Con todo esto me recibiste
y son tus ojos los que ahora me miran;
con claridad, ternura y nitidez,
con pinceladas de color...

traducidas en ilusión...

No me elegiste, ni te elegí...

¡TAN SÓLO NOS DESCUBRIMOS!