martes

Si me pagaran por soñar...

Si me pagaran por soñar, Slim sería mi "chalán" y Mr. Magoo, mi chamán.

Se sabría de monstruos vírgenes, de helicópteros mutantes, sueños pintados de blanco, cucarachas asesinas, fábulas sin sentido, bibliotecas que se rentan como hoteles de lujo...

Si pagaran por los sueños, nadie querría estar despierto y los sueños serían parte de la corruptela humana. Se traficaría con las fantasías en lugares oscuros, tenebrosos y húmedos. Los traficantes de sueños serían obesos, siempre bebiendo caro y fumando de esas pipas que dan risa y están de moda. Las ensoñaciones tendrían un precio, los terrores otro y las mentiras lujuriosas del cerebro, serían usadas en extractos prácticos cuya sustancia activa fuera tan placentera como la de un orgasmo...

Si pagaran por los sueños, la televisión sería una bonita repisa para acomodar sombreros de colores. Llegaría a París por las noches (cada noche) con mi amado; y por las mañanas ya me habría inventado una cura no dolorosa contra el cáncer; le entendería a las ecuaciones y la mecánica cuántica me haría los mandados...

Si me pagaran por soñar, sería rica además de esquiza y deliciosa. Si pagaran por los sueños, el terror colectivo sería no soñar y el insomnio: un problema de salud pública. Yo soñaría que sueño, y no sabría si sueño o despierto, si sueño o si es mentira que sueño: ¡estaría en vigía de mi sueño! (seguro) lo sabotearía y siempre estaría despierta y cansada; anhelaría dormir siempre... y enloquecería, alerta a mi pobre realidad sin sueños...