miércoles

Una bella lectura...


En sus manos soy el libro del estremecimiento.
Mi lector voraz hojea mientras acaricia lentamente mi lomo
Al tocarme suavemente recorre con sus manos todas mis formas.
Entrega un dedo en mi boca y lo rescata empapado.

Entre tinta, papel, deseo…

Mientras va pasando mis páginas
detiene en el capítulo de la turbación
Sus ojos se pausan y fijan su atención.

Hunde su olfato en el centro mismo de la obra.
El olor característico de sus adentros
Lo convierten en el más envidiable de los placeres…

Vista, tacto, olfato,
hoy son cómplices para apagar la sed de un cuerpo
que a través de tan sólo palabras
Seducen hasta la cubierta más densa.

Abierta en canal, sintiendo sus manos,
gozosa de tenerle absorto, sin poderme dejar

Con el recreo de pertenencia, de tomar, de poseer
Llega al final, ya cansado y extasiado
Hasta cierto punto agradecido.

Se acabó la historia, llegado el momento
me toma entre sus manos
y dulcemente, me acomoda junto a él
para que, mañana al despertar;

en su regazo, y a su antojo me vuelva a tomar...



5 comentarios:

Edgar Clement dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Edgar Clement dijo...

No me digas, eres de la colección de "Los brazos de Lucas".

:)

Me gustó lo de... "Entrega un dedo en mi boca y lo rescata empapado".... ¡muuuy cachondo!

Me gusta el olor de los libros recién impresos, siempre he pensado que es un olor muy sexual.

(Yo borré el comentario anterior, no me gustó, éste está mejor)

María dijo...

Te han dicho que tú y yo estamos locos, Lucas? a ese Lucas te refieres?... porque pos no conozco... :P

A mi me fascina el olor de los libros (y de las revistas), de las tintas, del papel... ahh!! experiencias orgánicas...

Edgar Clement dijo...

Editorial Premiá, allá por los años 80's sacó dos colecciones que se volvieron muy apreciadas entre el público lector. Una de ellas era "La nave de los locos", que compendiaba géneros fantásticos o de imaginería dura y que resultaba muy estimulante para eso, para imaginar.

La otra colección se convirtió en un clásico, y en lo personal me introdujo a lectura erótica que yo considero de altísimos vuelos. Esa colección era "Los brazos de Lucas". El primer libro que leí fue "Los once mil falos", de Guillaume Apollinaire. Quedé impactado, el segundo que leí fue "La Historia del Ojo", luego "madame Eduarda" y "Mi madre" de Georges Bataille. Y los demás fueron una cascada de erotistas de grueso calibre: Pierre Louys, Fourier, el ilustrador Aubrey Beardsley, Violette Leduc... ediciones modestas pero muy bellas, valiosas por contenido y propiciatorias de jornadas y jornadas masturbatorias. Lecturas para la soledad.

Una gran colección, ahora solo se puede conseguir en librerías de viejo, y a veces cara si el librero sabe lo que está vendiendo.

Y pues, de repente te imaginé encuadernada en literatura erótica y pensé que seguramente eras de esa colección. Ensolapada en piel de gamusa. Oliendo a tinta y piel. Pasando las hojas que humedezcan el dedo sin necesidad de mojarlo con la lengua, so pena de caer muerto por la savia del papel, como el libro envenenado de la abadía contada por Adso de Melk...

María dijo...

Clement:

Me has dejao ((O.O)) con tu comentario, los títulos que mencionas los ubico bien más no sabía que así se llamaba la colección.
Los buscaré y luego te diré.

unbesoentretanto