Tu mente parece saberlo todo
Trabaja a velocidad
A tu mirada de tintes esquizoides,
no le puedo sostener, insondable
Demasiado penetrante
¿Cuántos habitantes hablan al tiempo?
Murmuran y te aconsejan
¡Gritan; aúllan en reclamo unísono!
Tratas de dormir un poco,
pero los inquilinos nunca duermen
Nunca callan
Tomas desesperado la avenida
y te ha vencido el sueño
Sin reparos cierras la cortina de tus ojos,
balbuceas palabras, unas pocas
Una risotada lanzas
No se callan
Golpeas a tu cabeza contra el suelo,
ahora el llanto de niño que conmueve
Recoges y abrazas a tus piernas
vuelves a posición fetal
Un ligero acuno te calma
No callan
Te detienes un segundo
Llama tu atención el reflejo
de unos ojos acuosos y profundos
los desconoces;
te acercas un poco y te descubres.
¡Ahora eres tú el que grita a voz!
Reclamas y maldices
A los ocupantes usurpadores
aniquiladores, despojadores
A los que no callan nunca
A los estafadores invasores
De tu cordura y razón
Y blasfemas en voz alta
Y el resto del mundo te aparta
desnudas tu pecho
Y condenas, a ellos
A los que no callan nunca…
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