Haciendo un recuento de todo por lo que he pasado estos últimos años, me puse a revisar en el armario los zapatos y ver cuáles me servirán para andar en el tramo que me falta de vida. Los necesito, porque todavía tengo que caminar bastante y seguramente atravesaré por las mismas sendas, pero ya mucho más preparada, con menos humildad, menos ingenuidad y mucha más experiencia. Eso sí, con una pierna en la realidad externa y una pierna dentro de mí misma. Es momento de soltar los lazos rosas imaginarios, ya sabes, donde piensas que la primavera es perpetua. ¡Qué lugares comunes suelen ocupar mi poco instruida cabeza!
Me rehuso a oler a desilusión, me compraré jabones nuevos, tomaré mi pastillita para la ansiedad, quizá le contaré a mis amigos versiones censuradas de mi vida, nadaré kilómetros y mi cuerpo retomará la firmeza de antes…
¿Crees en los finales felices?
Yo sí, sí creo.
Es momento de buscar mi propio final feliz.