Es con los primeros sorbos de café que la cordura y la realidad se manifiestan; me emociona que se puedan presentar (no siempre a tiempo, son las 7:20). Esta bebida caliente nos recuerda al cuerpo y las decisiones que es tan preciso apresar; los pies se echan por fin a andar y, con la máquina ya encendida, los neurotrasmisores se ponen a trabajar. El sueño ya terminó y los cuentos ceden ante la realidad. Los ojos que miraban hacia dentro, se voltean y miran alrededor. Su efecto dura lo suficiente, para decirnos con qué pie vamos a iniciar el día…
¿un cafecito?
6 comentarios:
tú pon la hora.
Justamente ahorita estoy bebiendo la primera de la mañana. Salud.
Está muy simpático el guiño bailarín.
Horacio R.
mmm.. sabía que algo me hacía falta...
María
Compartimos adicciones: pocas cosas tan deliciosas y reconfortantes como la primera (y la segunda... y la tercera...) taza de café
[de Coatepec, preferentemente].
Saludos
Hola María, vengo llegando y con mucho trabajo. Poco a toco me pondré a tono. Te traje un presente.
Sergio
Me pasa lo mismo....
sin mi tacita no funciono...
a la misma hora, empezar a mirar, y palpitar el día que vendrá
besos
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